3/6/10

ORTIZ Y CAMARGO

Un joven en moto cruzó la avenida y estuvo a un pelo de atropellar a un calvito de anteojos. El calvito de anteojos le gritó forro y el joven de la moto frenó y se quitó el casco y le gritó la concha de tu hermana y el calvito de anteojos corrió hacia el joven de la moto para convertirle la cara en la concha de SU hermana. Una señora conducía por la misma avenida mientras chupaba de su cigarrillo al mismo tiempo en que se inclinaba sobre su culo para echarse un pedo. Estuvo un largo tiempo inclinada. Era un pedo largo y espeso. La señora se enderezó y comenzó a insultar. Que no podía ser, que no lo podía creer, que cómo podía oler de esa manera por dentro teniendo por fuera un culo así. Entonces se le cayó el cigarrillo de la boca y fue a dar entre sus piernas pellizcándole la carne con su punta roja y ahora todo se trataba de la puta que parió a ese cigarrillo y se trató de eso mientras el volante giraba como un ventilador puesto al máximo logrando amontonar sobre la vereda a un casco y a un par de anteojos y yo corrí hacia aquel desastre de arte moderno hecho de hierros retorcidos, calvicie y sangre y me desnudé y tiré la ropa sobre una cabeza calvita que colgaba muerta y saqué a bailar a una anciana y la anciana me dijo no y empecé a gritar que se jodan que se jodan y la gente se amontonó alrededor del caos formando otra especie de caos y no supe diferenciar a los vivos de los muertos porque todos me miraban de la misma manera y ni vivo ni muerto ni vestido corrí por la avenida dando saltos tratando de llegar al sol para quemarme los labios a besos sabiendo que de a poco y a su manera nos estaba llevando de a uno o quizás de a dos.

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LIBERE ESE PEDO LITERARIO, Y DEJEME SU PALOMETA.