19/7/10

COSQUILLAS BAJO EL GAMULAN.

Se bajó el pantalón pegando el culo contra el espejo mientras retorcía el cuello hasta mirarse por encima del hombro. Allí estaba el hijo de puta, escondiéndose detrás del elástico de la bombacha, violeta y amarillo, chorreando dolor y lágrimas de un arco iris despintado en una hoja por wisky derramado.
Se puso a llorar sin saber si era por la trompada o porque el pantalón ya no le sube. O porque le cortaron el gas y esta noche le tendrá que volver a servir la comida fría.
Dice que lo ama. Que amar es plastilina. Que amar pica en las costillas.
Despierta con 90 kilos encima. La misma misa cada madrugada, el jadeo, el aliento séptico, la eyaculación, los espasmos, la noche negra a partir del techo descascarado.
Hoy salieron a pasear. Dos grados. Él la abraza y ella se pega el gamulán al pecho. Estoy bastante seguro de que está escondiendo algo.

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LIBERE ESE PEDO LITERARIO, Y DEJEME SU PALOMETA.